
Luis Manuel Estalayo Martín
Psicólogo Clínico. Psicoanalista
http://www.estalayopsicologo.com
“El sabio duda a menudo y cambia de opinión. El necio es terco y no duda; está al cabo de todo, salvo de su propia ignorancia”
Akhenatón.
En otros momentos me he referido al pensamiento de Byung-Chul Han para señalar algúnelementosignificativo para un Diagnostico social:
En este momento tengo en cuenta su última publicación (“La desaparición de los rituales”,2020) para seguir la reflexión sobre la estupidez, destacando cinco elementos en este diagnóstico: el déficit simbólico, la transparencia pornográfica, el consumismo, el narcisismo y el contexto sociopolítico global. Este autor no les nombra como coadyuvantes de la estupidez, pero, en mi opinión, son claros condicionantes de la misma.
Vivimos en una sociedad con un alarmante déficit simbólico, atrapados en el poder de imágenes que se despliegan a velocidades infinitas que dejan poco tiempo a la reflexión. Es como si los discursos meditados, la reflexión o la propia palabra hubieran pasado de moda. Incluso los valores éticos corren el riesgo de ser tratados como objetos de consumo individual, sin otra trascendencia simbólica, como si fueran mercancías: “Los valores morales se consumen como signos de distinción”.
En opinión de Byun-Chul Han, otro de los elementos definitorios de nuestra sociedad es la transparencia. La transparencia como imperativo, como una obligación de pasarlo todo a datos e informaciones, de visibilizarlo, sin que nada pueda quedar oculto, secreto o insinuado. Esta presión hacia que todo sea transparente, es una eficaz forma de dominio en la que la pretendida comunicación total coincidiría con una vigilancia total.“El dataismo hace que la producción de saber resulte pornográfica (…) Sin eros los pasos del pensar degeneran en fases de cálculo”.
Es en este sentido que la sociedad sería pornográfica, en tanto que no habría cabida para la seducción ni para los velos. La pornografía como placer narcisista, que alude a una sexualidad comorendimiento maquinal, de trabajo, sin espacio para el juego o el teatro. Se trataría por tanto de una sociedad transparente y pornográfica que eliminaría a Eros: “La pornografía destruye la sexualidad y el erotismo más eficazmente que la moral y la represión” (…) Lo que destruye la sexualidad no es la negatividad de la prohibición o de la abstinencia, sino la positividad de la sobreproducción”.
Otro elemento a considerar en este diagnóstico social alude a la compulsión hacia el consumo, que sería otro sumando a la estupidez. Vivimos en una sociedad consumista, donde vamos a la búsqueda constante de nuevos estímulos, excitaciones y vivencias, perdiendo la capacidad de valorar y disfrutar de la“repetición”. Es decir, de ritualizar aspectos que den sentido a la vida, y permita mayor atención en lo que hacemos, mayor profundidad.
Sumergidos en una enorme afluencia de estímulos, en una acumulación constante de los mismos, corremos el riesgo decolapsar. Sin capacidad de finalizar nada, sin nunca llegar a estar tranquilos con lo que se tenga sino con la necesidad de buscar constantemente más: “El sujeto neoliberal, que se ve forzado a rendir, es un siervo absoluto por cuanto, sin amo, se explota a sí mismo voluntariamente”.
Este aspectose relaciona con la estupidez de la prisa de la que habla Livraghi (2010). La estupidez de ver cuánto se tarda en hacer algo y no cómo se hace, la de correr a hacer algo antes de tomarse el tiempo de pensar realmente qué se quiere hacer y cómo. La búsqueda de soluciones rápidas, inmediatas, en el contexto de una cultura neoliberal, donde priman las apariencias, y el pensamiento es insuficiente.
Otro elemento diagnóstico, ya aludido en otras desus publicaciones, se refiere al narcisismo. Vivimos en una sociedad narcisista, donde anhelamos recibir más “me gusta”, como significantes que imaginariamente amplifiquen el yo. Las redes favorecen cierto exhibicionismo, en el que cada uno somos anuncios constantes de nosotros mismos: https://asprisma.wordpress.com/2018/02/28/exhibicionismo-en-las-redes-sociales/
Dado que esta explotación apasionada de sí mismo no puede dar el resultado soñado, el efecto suele ser un intenso malestar, tristeza e incluso depresión.
Finalmente, otro elemento de análisis que quiero destacar es elcontexto político, y el tipo de discurso que utilizan nuestros representantes o líderes sociales.
Son discursos que cada vez más parecen códigos publicitarios, como ya tuvimos ocasión de describir en otra ocasión: https://asprisma.wordpress.com/2014/05/12/el-discurso-politico/
Códigos publicitarios que, con el avance de la tecnología, cada vez son menos reflexivos y más apasionados. Golpes de efecto a base de tweets que solo buscan crear alianzas emocionales ajenas a cualquier proceso reflexivo.
Es decir, comunicaciones rápidas que se dirigen a las emociones y producen descargas inmediatas de adhesión o rechazo. Sobran las palabras meditadas en esta política que se basa en Twitter.
Livraghi (2010) aporta otros elementos interesantes relativos al poder y a la estupidez. Este autor argumenta que hay personas que desean estar al servicio del poderoso y que pueden lograr prosperar por su relación de estúpida simbiosis con el mismo. Esta vinculación tiende a incrementar la estupidez del poderoso porque habría pocas voces capaces de confrontarlo o cuestionarlo. Reino de súbditos agradecidos frente a un líder endiosado sin ninguna capacidad de autocrítica reflexiva.
Finalmente, en esta reflexión convendría añadir la estupidez de la burocracia inevitablemente vinculada a la política, pero también a las Administraciones y al mundo laboral en general. Cada vez con más frecuencia las rutinas y los múltiples registros se imponen a la eficacia y al sentido de las cosas; la excesiva formalidad no deja paso a la humanidad ni al sentido común, de manera que toda organización puede acabar por perder sentido y perspectiva.
[…] https://asprisma.wordpress.com/2020/10/27/la-estupidez-iv/ […]