W: Wendy

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W: Wendy

Peter Pan nace en 1904 cuando Sir James M. Barrie dio vida al niño que no quería crecer.

Existen distintos estudios de este personaje como metáfora de un tipo de hombres que no quieren crecer: Dan Kiley, 1983; Antony Bolinches, 2001; Isabel Monzón, 1991; Adriana Guraieb, 2012. Textos en los que también se alude en ocasiones a Wendy, pero quizá sin suficiente énfasis. Énfasis que quiero remarcar en este momento porque conozco a Wendy, porque la escucho hablar con frecuencia en la consulta y porque también escucho a sus parejas e hijos.

Wendy es ese tipo de mujer maternal con su pareja que en apariencia vive para él, para satisfacer sus gustos y organizarle la agenda, siempre dispuesta a dejarlo todo de lado con tal de que él esté tranquilo y contento.

Estas mujeres suelen manifestar un notable nivel de sumisión, que en un proceso psicoterapéutico suele vincularse con un claro miedo al rechazo, al abandono y a la soledad, con una profunda necesidad de sentirse aceptada. Aunque, al mismo tiempo, también disfrutan de la sensación de controlar todo, y a todos, manifestando quejas constantes, reproches e incluso amenazas.

Su mirada suele estar más orientada hacia fuera que hacia el interior. Y es precisamente este foco de la mirada la que interesa analizar en la psicoterapia de Wendy: ¿qué comunica su queja?, ¿cuál es su participación en los vínculos que establece?, ¿qué beneficios obtiene de ellos?, ¿con qué se relaciona su aparente sumisión?, y un largo etcétera que se irá desplegando en el proceso.

Estas Wendys recuerdan a algunos de los aspectos destacados de Deméter por Jean Shinoda Bolen (1984) en su texto Las diosas de cada mujer. Deméter, como diosa nutridora y madre, sería la representante de un instinto maternal que se realiza a través de un embarazo o mediante el suministro de alimento físico o espiritual. Para ella, ser madre sería el rol más importante de su vida: cuidar y proveer, alimentar, desplegar su inagotable generosidad.

Este tipo de mujer puede emparejarse con un hombre generoso y maduro. Pero también con uno que realice una función de hijo-amante; e incluso puede ser utilizada por alguien que desde un perfil más psicopático o perverso actué un rol tan complementario como potencialmente dañino para Wendy.

En la consulta también es frecuente escuchar a personas enamoradas de sus parejas que valoran su grado de entrega, pero que al mismo tiempo sienten una imperiosa necesidad de abandonar un vínculo que resulta asfixiante. Y de ahí su conflicto. En estos casos, la psicoterapia ayuda a ir definiendo en mayor medida el tipo de relación de pareja que se quiere mantener.

Hay mujeres que también se vinculan con sus hijos siguiendo esta pauta Wendy: capaces de dejar todo de lado por ellos, orgullosas de relegar sus aficiones, relaciones o intereses laborales en general y priorizando en cada momento las supuestas necesidades de sus hijos. Generalmente, estos hijos manifestarán que se ahogan con tanto amor, o bien quedarán expuestos a un vínculo dependiente con una madre tan absorbente y controladora que implicará notables limitaciones para su crecimiento.

Deméter confiaba en que todo iba bien antes del rapto de su hija Perséfone. Después estaba deprimida, como si hubieran secuestrado el sentido de su vida. Mientras la hija siga siendo pequeña y dependiente podrá ser controlada, y eso podría durar toda la vida desde este deseo materno. Si la niña pretende distanciarse, romper con tanto amor incapacitante, podrá incluso sentirse culpable y ahí reaparecerá con todo su poder y control esa madre intentando reforzar la dependencia haciendo que los demás se comporten como niños.

Es precisamente cuando se ubica en satisfacer las necesidades de los demás cuando podrá sentirse segura. Pero si los demás (parejas o hijos) aumentan su independencia podrá sentirse amenazada y desplegará todas sus armas para reeditar su control.

Luis Manuel Estalayo. Psicólogo clínico.

www.estalayopsicologo.com

6 comentarios

  1. Este artículo tan interesante nos deja pensar que un perfil así de mujer, que es lo que ocupa el artículo, se sentirá indudablemente más liberada y tranquila cuando logre resolver aspectos de sus propias ataduras en una psicoterapia. Gracias por el aporte!
    Mariela De Filpo Beascoechea

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